Las democracias modernas instituidas como “el gobierno de la mayoría” comenzaron a aparecer ya entrado el siglo XIX y se popularizaron velozmente. Al lado de ella, la promoción de los ideales del sufragio universal, la igualdad de derechos y obligaciones entre hombre y mujer, la abolición de la esclavitud y del trabajo forzoso de curso legal, entre otros principios empezaron a dispersarse como un veloz germen en las sociedades occidentales y sus ex-colonias. Han pasado ya 200 años desde que el germen democrático se dispersó por el mundo. Sin embargo, los más recientes acontecimientos que han perturbado el flujo de las democracias de mayorías se ha visto afectado en Ucrania, Venezuela y desde hace dos días en El Salvador.
¿Por qué será que el ideal de la democracia ha “fallado” en estos países?
Los argumentos a favor y en contra son muchos y muy complejos. Deben ser comprendidos desde distintas perspectivas y entender las posiciones tomadas por todos los actores que se han visto afectados de manera directa e indirecta por estos eventos. Nosotros, el resto del mundo observador, podemos participar con ideas para ojalá descubrir más preguntas en nuestro camino. Hoy quiero compartirles una idea que cruzó por mi mente.
¿Acaso nuestro problema no ha sido que hemos tenído más “demos” que “cracia” en nuestro gobierno y en el desarrollo de nuestro rol ciudadano?
¿A qué me refiero con esto?
El término democracia es antiguo y complejo y se forma a partir de los vocablos “demos” traducido al castellano como -pueblo y/o poder- y “cracia” que indica un -gobierno o sistema-. Así y actualizando el término desde la antigua Grecia a nuestros días, la democracia se refiere al gobierno del pueblo.
¿Pero acaso no ha sido el pueblo el que se ha volcado a la rebelión en Ucrania, Venezuela y El Salvador? Entonces, ¿la democracia reaccionó en estos países contra la democracia?
Quizás lo que ocurre en estos tres países (que son producto de la colonización y de la subyugación a los imperios durante la Guerra Fría) es que quizás no han pasado el suficiente tiempo en independencia institucional y maduración de sus gobiernos como para lanzarse desbocados a procesos democráticos que deben ir de la mano de una reforma educativa y cultural de la ciudadanía. Pero, ¡alto! Que conste, que no me refiero a que estos países post-coloniales y post-guerra fría deban regresar bajo el control de un dictador o de una metrópoli. Sino que, la participación del pueblo (demos) no debería avanzar cuando se ha descuidado o se ha impedido continuar el proceso de institucionalización de la democracia en la vida ciudadana.
Ucrania, Venezuela y El Salvador tienen como un común denominador la inmensa pobreza y la enorme desigualdad educativa y cultural entre la elite gobernante que heredó el poder de sus antiguos amos colonizadores y el grueso de la población. La mayoría de la población en estos países ha sido condicionada a servir como un “agente legitimador” al momento de ejercer su voto pero no se le ha permitido adquirir conciencia absoluta de su rol como “ciudadano legitimador empoderado”. Porque es su voto el que le permite exigir responsabilidad, honestidad y resultados en el equipo de gobierno que eligió en las urnas.

Via: FoxNews
En Venezuela ha sido la población cansada y agotada de la corrupción la que ha tomado conciencia del poder de su voto al exigir la renuncia del gobierno revolucionario (aún a pesar de que recientemente había sido electo por el voto de las mayorías). Es acá que el pueblo ha empezado a ilustrarse en su poder como votante y garante.

Via: The Atlantic
En Ucrania ha sido el pueblo el que también ha tomado conciencia del poder de su voto y de su derecho de autodeterminación pidiendo la anexión de Crimea y su mayoría étnica rusa a Rusia debido a sus distintos intereses económicos, políticos y culturales con el resto del país.

Via: http://www.lapagina.com.sv
Y en El Salvador desde el día lunes debido a que las elecciones presidenciales concluyeron con una cercana diferencia de votos entre los partidos ARENA y FMLN. ARENA rechazó el conteo de las elecciones luego del anuncio de su derrota. 6,000 votos marcaron la diferencia y el partido ARENA rechazó la legalidad del proceso democrático.
Espero que no sea aún tarde para extender una invitación a reflexionar a los ciudadanos salvadoreños sobre el funcionamiento del gobierno democrático y de la necesidad de estudiarlo a más profundidad y, quizás, comprender que el voto de la mayoría (aún si efectivamente ganará por 6mil votos de diferencia) no es garante suficiente de legitimidad. Y que, es urgente que ambos partidos realicen un pacto serio, democrático y honesto antes de queso se derramé una sola gota de sangre.
En Venezuela, Ucrania y El Salvador es aún posible alcanzar acuerdo y pactos de concertación que partan del respeto al gobierno democrático y que busquen una inclusión de ideas, actores y modificaciones a los actuales procesos en los que el Pueblo (demos) colabore en la construcción y progreso del del Sistema de gobierno (cracia).
Esto evitará muertes y violaciones a los derechos individuales. Pero más importante aún, permitirá la evolución y maduración de sistemas democráticos de gobierno en estos países que aún ahora se vieron afectados por la injerencia de los poderes imperiales en sus asuntos. Que envidia que en estos países quizás estén a las puertas de un desarrollo democrático del cual nuestros países vecinos podrían aprender mucho.